¿VIVIR ODIANDO O PERDONAR?
November 18, 2015

En estos momentos en los que el mundo está conmovido por los ataques terroristas en París, me surgen dos temas que me gustaría comentar:
En primer lugar el asunto de la venganza y del “derecho a defendernos”. Nadie puede negar que a quien se le ataca de manera artera y vil tiene todo el derecho a defenderse; que un gobierno que hace lo que le toca tiene que proteger a sus ciudadanos de manera eficaz…pero mi pregunta es ¿qué tanto la reacción del gobierno de Francia, bombardeando Siria desde la rabia y con deseos de venganza logrará construir la paz? No lo sé, no tengo suficiente información real sobre la situación (todos sabemos que los periódicos y noticieros son notoriamente imprecisos), por lo tanto “suspendo el juicio”, me limito a plantear mi cuestionamiento.
Lo que si sé es que interiormente yo resueno mucho más con la difundidísima carta de Antoine Leiris, viudo de la maquillista del Bataclán que murió en los atentados y padre de un pequeño de 17 meses que queda huérfano de madre. Su carta le grita al mundo que no caerá en el odio, ni en el rencor, ni el resentimiento. Nos hace saber a todos que educará a su hijo en la alegría, en el amor y en la certeza de una vida que no está atada a su pasado, por doloroso que sea.
Se preguntarán ¿qué tiene que ver esto con un Blog de Psiconutrición? La respuesta tiene que ver con mi segundo tema: vivir en el miedo, vivir en la desconfianza desata en nosotros una reacción absolutamente inconciente (del sistema nervioso autónomo) que hace más lento nuestro metabolismo, suspende nuestra capacidad de digerir y asimilar los alimentos y de desechar lo que no nos sirve. En síntesis: vivir en el miedo nos hace engordar.
¡Literalmente esa respuesta de estrés de baja intensidad pero permanente enciende la respuesta fisiológica de acumular grasa, dejar de producir músculo y hacernos poco apetecible movernos! Ese proceso es conocido como aumento de peso no calórico.
Por eso te invito a buscar tu propia respuesta, la que sea verdadera y coherente para ti y que te ayude a encontrar la serenidad en estos tiempos difíciles: el mundo no va a cambiar, razones para estresarnos habrá siempre (tanto personales como a nivel social y global). La respuesta no está en buscar una vida sin estresores, sino en encontrar una mejor manera de lidiar con esas muchas razones para estresarnos.
Yo no puedo cambiar al mundo, pero si puedo cambiar mi respuesta ante esa realidad sobre la que no tengo control.
Pongo aquí la traducción de la carta, que me pareció hermosísima:
"La noche del viernes ustedes robaron la vida a un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero ustedes no tendrán mi odio. No sé quienes sean, y no quiero saberlo, ustedes son almas muertas. Si ese Dios por el cual ustedes matan ciegamente nos ha hecho a su imagen, cada bala en el cuerpo de mi esposa le habrá causado una herida en el corazón.
Por tanto, yo no voy a hacerles el regalo de odiarlos. Ustedes lo buscaron, pero responder al odio con la cólera sería ceder a la misma ignorancia que los hace ser lo que son. Ustedes quieren que yo tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con una mirada de desconfianza, que sacrifique mi libertad por la seguridad. Tiempo perdido.
Yo la he visto esta mañana. Por fin, después de noches y días de espera. Ella estaba igual de bella que cuando salió la tarde del viernes, igual de bella que cuando me enamoré perdidamente hace mas de 12 años. Por supuesto que estoy devastado por la desgracia, les concedo esa pequeña victoria, pero mi devastación durará poco tiempo. Yo se que ella nos acompañará cada día, y que nosotros nos reencontraremos en ese paraíso de las almas libres al cual ustedes nunca tendrán acceso.
Nosotros somos dos, mi hijo y yo, pero somos mas fuertes que todos los ejércitos del mundo. Yo no dispongo de mas tiempo para dedicárselo a ustedes, tengo que ir con Melvill que se esta despertando de la siesta. El tiene apenas 17 meses, el va a comer su papilla como todos los días, después iremos a jugar como todos los días y toda su vida este pequeño niño les hará la afrenta de ser feliz y libre. Porqué no, ustedes tampoco tendrán su odio".
Antoine Leiris, esposo de Helene, maquillista, madre de un pequeño de 17 meses, víctima del atentado al Bataclan
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